Los Temblores Regresaron a Chile

Temblores Regresaron a Chile
Temblores Regresaron a Chile

Han pasado casi 8 años desde el gran terremoto que azotó a prácticamente todo Chile y el posterior tsunami que cobró la vida de un poco más de 500 personas. Por otro lado, el 2020 se cumplirán 60 años del terremoto de Valdivia, considerado el más grande alguna vez registrado en el planeta.

Éste, no sólo hizo desaparecer casi por completo al sur del país, sino que su devastadora potencia terminó con la vida de cientos de japoneses debido a la gran ola que recorrió todo el pacífico.

No hay duda,  nos consideran los latinos más “fríos». Sin embargo, somos los que más nos movemos y es que, la accidentada y la vez maravillosa geografía chilena se ha modelado gracias a los constantes terremotos y una extensa red de volcanes en superficie y submarinos.  No es de extrañar, que cada cierto tiempo, nos encontremos cara a cara con un nuevo gran temblor.

La desconocida Camiña.

Hace una semana, un pequeño y desconocido pueblo, llamado Camiña, ubicado en las cercanías de Iquique, tuvo sus 15 segundos de fama, no por algo bueno, sino por un temblor cercano a los 6 grados, según escala de Richter.

Este evento, nos recordó una vez más, que siempre están a la vuelta de la esquina y que no sabemos cuando ocurrirá el próximo gran terremoto, que cada dos, cada 5, cada 10, cada 100 años, aparecen.

Independiente de la desconocida Camiña, no creo que exista un chileno que no haya sentido a lo menos un temblor en su vida.

Es que no importa donde se viva, puede ser en Parinacota o en la Antártida, todo el tiempo se están produciendo temblores, de forma tan frecuente, que realmente ya no percibimos los menores a 5 grados y definitivamente no son noticia, sino más bien algo con lo que aprendimos a convivir, algo marcado en nuestro ADN nacional.

Amigos inoportunos.

Lo peor de los terremotos, si omitimos la gran destrucción que pueden llegar a causar, es lo impredecibles que son, nunca sabes en que momento volveremos a ser famosos mundialmente otra vez por lo mismo, somos como Texas con sus tornados, india con sus inundaciones o Hawái con sus erupciones. Puede ser de día o de noche, en 20 años o dentro de los próximos 5 minutos, incluso podría ser mientras lees este artículo.

Aparentemente no hay forma de saber cuándo sucederá y para empeorar la situación, no pocas veces ha sido en fechas importantes.

El de 2010 coincidió con el final de las vacaciones de verano y el fin de semana previo al regreso masivo de los universitarios al aula, lo que significó que muchos estuvieran festejando en locales nocturnos como discotecas, bares o casinos de juego, quien sabe si probando suerte en alguna maquina tragamonedas o intentando ser el nuevo James Bond del póker.

Sin embargo, desde otra perspectiva y siendo sinceros, los universitarios salen casi o prácticamente todos los fines de semana y para muchos fue un alivio que el gran movimiento de tierra ocurriera de noche, mientras la gran mayoría se encontraba con sus seres queridos, lo que disminuyó en cierta forma, el caos que pudo significar si, por ejemplo, hubiese ocurrido en horario laboral, estando los niños en el colegio.

Te recuerdo un poco de historia

Si regreso un par de años en el tiempo, puedo mencionar el terremoto de Coquimbo, que obligó a suspender la fiesta en plena inauguración, el evento más grande, masivo y popular de las fiestas patrias, la Pampilla.

En 1960, una vez más, las festividades de las glorias navales, muy populares en aquel antaño, fueron mermadas por el 9.5 de Valdivia.

Rememorando incluso más atrás, en 1939, Chillán fue sorprendido por un evento en verano, no sólo toda la época estival fue mermada, sino que al mismo tiempo, dada la tecnología y recursos de la época.

El sismo fue tan catastrófico que, con sólo nombrar que el hospital fue reconstruido recién casi tres años después, hace reflexionar respecto a lo erráticos que pueden estos eventos, en cuanto a la fecha, hora y magnitud se refiere.

Un saludo a los extranjeros.

No puedo omitir a la comunidad inmigrante que, junto con aclimatarse a estos extraños cambios de  clima, al igual que nosotros, tuvieron que acostumbrarse uno de los lugares más sísmicos del planeta.

Si bien, para mí y para ti es común, para el resto de las personas no es tan tranquilizador. Como vemos en cientos de virales, donde se aprecian a turistas asustados e incluso despavoridos, mientras los chilenos alrededor les miran como si  fueran unos “bichos raros” cuando en el fondo, no es una experiencia normal, al menos esa es mi opinión.

Sinceramente, yo creo que quizás, finalmente lo aceptamos y aprendimos a convivir con los terremotos, no por nada el trago favorito de fiestas patrias, se llama terremoto.

Sobre el autor

Valentina Valderrama Avila